Estamos siendo testigos, posiblemente, del mayor problema de salud pública de nuestro tiempo. Sin embargo, esto no quiere decir que hayan desaparecido los problemas de salud pública que estaban presentes antes de la pandemia.

La adicción a los opioides y las muertes relacionadas con los opioides siguen causando grandes daños a la sociedad.

En este artículo se describe la forma en que estos dos problemas críticos interactúan y causan daños a grupos de personas particularmente vulnerables.

El autor describe cómo los determinantes sociales-las condiciones en las que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen- influyen en los niveles de riesgo y bienestar general.

Comenta sobre la interrupción de los servicios de salud pública y el impacto negativo que el aislamiento forzoso puede tener en los que están en recuperación.

Concluye:

"Si ha salido algo bueno de la miseria de las epidemias combinadas de COVID-19 y opioides, tal vez sea que se haya brillado una luz clara y brillante sobre las fisuras sociales mortales —pobreza, desigualdad de ingresos, falta de seguro médico y acceso a la atención médica, falta de vivienda— que son los verdaderos determinantes sociales de la salud que tendremos que abordar como parte de una respuesta eficaz a futuras pandemias".

-  Peter Grinspoon, colaborador de MD